Batalla de Caseros: Vencidos por traición
El Ejército Grande, a cargo de Urquiza, ex-aliado, venció a las fuerzas de la Confederación, lideradas por Juan Manuel de Rosas.
Juan Manuel de Rosas, Presidente de la
Confederación ya se encontraba en la torre del edificio de Caseros, admirando las tropas enemigas, del otro lado del arroyo Morón, la noche anterior a la batalla, mientras que sus compañeros comandantes discutían estrategias en una habitación de abajo.
A las nueve de la mañana del día siguiente,
en Caseros, se encontraron los dos ejércitos. La razón por la que se dio el levantamiento parecería ser por descontento a las magníficas medidas proteccionistas de nuestro gobernador Juan Manuel de Rosas. El bárbaro Urquiza no quería pagar impuestos y convenció a los demás de que no tenían que hacerlo.
Urquiza junto con sus aliados: Corrientes, el Imperio Brasileño, y
algunos mercenarios alemanes, pensaban estar listos para dictar una constitución, cuando no lo estábamos.
La batalla se dio aproximadamente desde las nueve de la mañana hasta
las tres de la tarde, en un espacio reducido, que fue la estancia de la familia Caseros.
Juan Manuel de Rosas firmó su renuncia en El Hueco de Los Sauces. Se
encontraba gravemente herido, y la firmó porque no tenía forma de ganar a ese ejército de mal paridos. Esta renuncia fue firmada el 3 de febrero de 1852, concluyendo así una batalla que duró alrededor de seis horas.
Al terminar la batalla Urquiza se dirigió a la quinta de Palermo, donde
se instaló y desde allí dictó el “Protocolo de Palermo”, el cual estableció la libre circulación de los ríos, obviamente perjudicando al país.
Torres Gracis, Ezequiel
